lunes, 1 de febrero de 2010

VI.

Cuando oyó las palabras saliendo de la boca del guía no se lo podía creer. Ahí estaba la prueba de que todo lo que pensara a lo largo de su vida no eran delirios infantiles. ¿Cuantas iglesias de estilo gótico había a media hora de allí? Y es más, ¿cuantas de ellas nunca habían sido abiertas desde hacía años? No podía ser una coincidencia, la iglesia tenía que esconder algo. Mientras observaba con detenimiento la fotografía todo lo que se había dicho la noche anterior se había venido abajo. Su mente volvió a fantasear con la idea de descubrir que escondía la iglesia, pero la realidad la golpeó súbitamente. Esa fotografía no desvelaba nada, solo era un niño a la puerta de la iglesia del pueblo, con la llave en su mano. Pero el hecho de que esa llave se hubiese perdido no significaba nada, simplemente eso, que alguien la perdiera y nadie se molestó en hacer otra, ya que había otra iglesia en el pueblo, nada más. Además, ni siquiera estaba segura de que fuese la iglesia del pueblo, no tenía ninguna característica inusual, solo era una iglesia tipicamente gótica, con sus arcos apuntados y el enorme rosetón. Una vez más su loca imaginación le jugaba malas pasadas. De todos modos le pidió al guía si podía hacer una fotocopia de la foto.
- Claro - contestó - aquí tengo una que no me hace falta. Puedes quedártela. -Dijo mientras le entregaba un papel que sacara de su carpeta.
Mientras volvía a casa su mente no dejó de pensar en la foto. Aunque no estuviera segura de que la foto perteneciera a "su" iglesia, como a veces la llamaba para si, había muchas posibilidades de que fuera así. ¿Quien sería ese niño? Probablemente nunca lo sabría, asique lo mejor era no seguir dándole vueltas a ese tema.
Cuando llegó a casa un magnífico olor llegó hasta ella.
- ¿Mamá?
- Estoy aquí Agua. Te estoy preparando unas cigalas para celebrar tus magníficas notas.
- No temdrías que haberte molestado - contestó Agua, aunque se le hacía la boca agua.
- No es molestia, ya hacía mucho que no las comíamos y a tu padre también le apetecían.
Agua empezó a poner la mesa, ya que la comida parecía que ya estaba casi hecha. Mientras tanto, su mente libraba una batalla entre preguntarle a su madre si sabía algo de lo que pasaba en la iglesia, o si por el contario sepultaba esos recuerdos en su memoria. Finalmente decidió que no le haría ningún mal preguntar, al fin y al cabo si realmente no había ningún misterio su madre se lo diría y dejaría de darle vueltas al asunto.
- Oye, mamá.
- ¿Umh?
- Sabes si están restaurando la vieja iglesia o algo así?
- No. ¿Porqué iban a hacerlo?
- Por nada. Es que el otro día me pareció ver a un hombre entrando en ella.
- Tonterías - aseguró su madre - Nadie ha entrado en esa iglesia desde que tengo memoria.
- ¿Estas segura?
- Por supuesto que si. Si pasase algo en la iglesia me enteraría. Es la ventaja de vivir en un pueblo pequeño.
- Ah... Habré visto mal entonces.
Pero Agua no había visto mal, y ella lo sabía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario