Después de una buena ducha se vistió, y le comunicó a su padre que comería fuera. Cogió el autobús con dirección a un pueblo del norte que le quedaba a poco más de media hora, donde una amiga la esperaba para visitar unos museos, pues tenían que hacer una investigación para una asignatura. Tras el rencuentro, comieron en un restaurante barato y visitaron el primero de los museos que podía contener información interesante. Tenían que tomar notas sobre la historia de la ciudad tras la aparición de la fotografía. Pidieron la ayuda de un guía para que les facilitase información sobre lo que querían. Tras visitar dos salas, llegaron a la tercera. Esta es la más pequeña de todas, pero creo que la que más os va a ayudar - dijo aquel joven, atractivo a los ojos de Agua. Al entrar en la sala, Agua clavó los ojos en una vieja fotografía en blanco y negro. En ella se podía ver una vieja iglesia al lado del mar. En la puerta central, un niño sonreía al ver que su imagen estaba siendo capturado por una de esas nuevas máquinas. Guardaba algo en su mano, pero Agua no lo podía ver bien. Le preguntó al guía, con algo de vergüenza, que respondió :
-¡Claro que sé qué es! Es la llave de una iglesia que se encuentra en un pueblo a poco más de media hora de aquí. Nadie la ha visto nunca, por eso está siempre cerrada, no hay otra llave, y de ahí la importancia de la fotografía.